San Juan Nepomuceno nació en la aldea de Neponiuk, en la región de Bohemia. Su verdadero nombre era Juan de Wolfílein.
Nació entre los años 1320 y 1330. A Wenceslao, que había sucedido a Carlos IV por los años de 1378 en el imperio de Alemania; le encantaba la sabiduría de Nepomuceno. Su mujer, la emperatriz de Bohemia, Juana de Holanda, lo escogió como confesor.
A Wenceslao alguien le dijo que su mujer le estaba siendo infiel, y preso de un ataque de celos le preguntó a Juan si esto era cierto.
Juan no le contestó y respetó el secreto de confesión. Pocas horas después Juan es arrojado a la cárcel y es sometido a terribles torturas para hacerle ceder. Aún pudo predicar en la catedral, anunciando su muerte, pues sabe que el tirano nunca le perdonaría. Poco después, Juan fue a postrarse a los pies de Nuestra Señora de Bunzel. Mientras, Wenceslao le tendía una trampa para la vuelta. Los verdugos esperaron al Mártir junto al puente y cuando llegó lo arrojaron al río Moldava.
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San Juan Nepomuceno, patrón de La Zubia. |
Más de 300 años después de su muerte una comisión de sacerdotes, médicos y especialistas examinó la lengua del mártir que estaba incorrupta, aunque seca y gris. Y de pronto, en presencia de todos, empezó a esponjarse y apareció de color de carne fresca, como si se tratara de la lengua de una persona viva. Todos se pusieron de rodillas y este milagro, presenciado por tantas personas y tan importantes, fue el cuarto milagro para declararlo santo. Fue canonizado por Benedicto XIII en el año 1729.
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